Cuándo fertilizar cebollas: Guía Completa
- 17 Nov, 2025
Si te preguntas cuándo fertilizar cebollas, estás en el sitio correcto. En el huerto español la cebolla necesita un aporte nutricional bien cronometrado para desarrollar bulbos uniformes y sabrosos. Un fertilizante aplicado en el momento equivocado puede dar lugar a hojas débiles, bulbos pequeños o, peor aún, quemaduras que arruinan la cosecha. En este artículo te explico paso a paso el calendario ideal, los tipos de abono que mejor funcionan y los trucos que he visto dar buenos resultados en Andalucía, Castilla‑La Mancha y otras regiones.
1. Introducción
Las cebollas (Allium cepa) son una de las hortalizas más cultivadas en España, desde los campos de Almería hasta los huertos familiares de Asturias. A diferencia de otras hortalizas de hoja, la cebolla acumula la mayor parte de su energía en el bulbo, por lo que la fase de fertilización tiene que coincidir con la etapa de formación del bulbo. Si la nutrición es insuficiente en esa fase, el bulbo queda pequeño y con capas delgadas; si es excesiva, la planta gasta energía en crecimiento vegetativo y el bulbo se alarga sin engordar.
En lo que sigue encontrarás la línea de tiempo exacta, las dosis recomendadas y los cuidados preventivos que te evitarán errores comunes. Todo basado en la experiencia de hortelanos de la meseta central y de la zona mediterránea.
2. Cuándo fertilizar: calendario y frecuencia
2.1. Etapas críticas y meses clave
| Etapa de la cebolla | Meses típicos (España) | Acción de fertilización |
|---|---|---|
| Germinación y plántula | Octubre‑Noviembre (si se siembran en otoño) o Febrero‑Marzo (si se siembran en primavera) | Nitrógeno moderado: 30 g N m⁻² |
| Desarrollo vegetativo | Enero‑Marzo (cultivo otoño‑invierno) o Abril‑Mayo (cultivo primavera‑verano) | N+P+K equilibrado: 20‑20‑20, 40 g N m⁻² |
| Formación del bulbo | Abril‑Junio (cultivo otoñal) o Junio‑Agosto (cultivo primaveral) | P y K elevados: 10‑15‑20, 30 g P m⁻² |
| Madurez y antes de la cosecha | Julio‑Septiembre (cultivo otoñal) o Septiembre‑Octubre (cultivo primaveral) | Sin fertilizante o macro‑dosis ligera: 5 g N m⁻² solo si el follaje está verde |
Nota: En la zona atlántica (Galicia, Cantabria) el calendario se retrasa unos 2‑3 semanas respecto a la meseta, mientras que en la zona subtropical de Málaga el proceso se adelanta unos 10‑15 días.
2.2. Frecuencia recomendada
- Plántulas: una única aplicación al trasplante, con 30 g N m⁻² diluido en 2 L de agua.
- Desarrollo vegetativo: una aplicación cada 3‑4 semanas. En suelos arenosos (como los de la zona de Murcia) aumenta a cada 2‑3 semanas.
- Formación del bulbo: dos aplicaciones: primera a la aparición del segundo conjunto de hojas verdaderas, segunda justo antes de que los tallos empiecen a engrosarse.
- Después de la cosecha: aprovecha los restos de materia vegetal como abono verde o cobertura de hojas para aportar materia orgánica al siguiente ciclo.
3. Tipo de fertilizante recomendado
3.1. Fórmula NPK ideal
| Tipo | Proporción NPK | Por qué funciona |
|---|---|---|
| Fertilizante granulado de liberación lenta | 10‑10‑10 o 12‑12‑12 | Suministra nitrógeno para el follaje y fósforo para el desarrollo radicular de forma constante. |
| Fertilizante líquido para bulbos | 5‑15‑20 | Aporta más fósforo y potasio en la fase de engrosamiento del bulbo, evitando que la planta siga creciendo en altura. |
| Abono orgánico (estiercol bien compostado) | N ≈ 3 %, P ≈ 2 %, K ≈ 2 % | Mejora la estructura del suelo y favorece la retención de humedad, fundamental en climas secos como el de Almería. |
Consejo: Usa siempre la mitad de la dosis indicada en el envase cuando trabajes con fertilizantes líquidos; la cebolla es sensible al exceso de nitrógeno y puede producir tallos alargados que no forman bulbos.
3.2. Selección según la zona
- Clima mediterráneo (Valencia, Murcia): Prioriza fertilizantes de liberación lenta para evitar “picos” de nitrógeno que favorecen el crecimiento vegetativo bajo altas temperaturas.
- Clima continental (Madrid, Castilla y León): Un fertilizante granular con 10‑10‑10 es suficiente; la moderada humedad del suelo permite que el nitrógeno se libere de forma gradual.
- Clima atlántico (Galicia, País Vasco): Añade un abono verde (por ejemplo, vicia) antes de la siembra para aportar nitrógeno natural y evitar la lixiviación.
4. Cómo aplicar el fertilizante
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Preparación del sustrato
Antes de la primera aplicación, remueve la capa superficial del suelo (unos 5 cm) y mézclala con una capa de compost de 2‑3 cm. Esto asegura una buena retención del fertilizante. -
Aplicación granulado
- Dosis: 40 g N m⁻² (aprox. 8 g de granulado 10‑10‑10 por metro cuadrado).
- Método: Esparce el granulado en forma de anillo a 10 cm del tallo, evitando el contacto directo con la base.
- Riego: Inmediatamente después, riega con 10‑15 L de agua por m² para disolver el fertilizante y evitar “quemaduras”.
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Aplicación líquida
- Dilución: 1 L de fertilizante 5‑15‑20 en 20 L de agua.
- Momento: A la sombra, preferiblemente al atardecer para que la evaporación sea mínima.
- Riego posterior: Espera 24 h antes de volver a regar; el nitrógeno necesita tiempo para absorberse.
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Precauciones esenciales
- Nunca apliques fertilizante sobre suelo seco; la absorción será desigual y aumentará el riesgo de quemaduras.
- Mantén los instrumentos limpios; una regadera sucia puede trasladar patógenos del compost a la raíz.
- Si trabajas en macetas, reduce la dosis a la mitad y utiliza sustrato con perlita para mejorar el drenaje.
5. Señales de problemas relacionados con la fertilización
5.1. Deficiencia de nutrientes
- Hojas pálidas y alargadas (clorosis) – indica falta de nitrógeno.
- Bulbos pequeños y de forma irregular – típico cuando el fósforo y el potasio fueron insuficientes durante la fase de engrosamiento.
- Crecimiento lento después de la siembra – revisa la dosis del abono verde; a veces el suelo necesita una carga inicial de materia orgánica antes de aplicar fertilizante mineral.
5.2. Exceso de fertilizante
- Quemaduras en la base del tallo con manchas necróticas de color marrón oscuro.
- Crecimiento excesivo de hojas a costa del bulbo, típico de un exceso de nitrógeno en la fase de bulbo.
- Acumulación de sales blancas en la superficie del suelo, señal de sobre‑fertilización con fertilizantes solubles.
Cómo corregirlo: Riega abundantemente (una buena “lavada” de 30 L por m²) y, si el daño es grave, sustituye el cultivo por una cobertura de leguminosas durante una temporada para restablecer el equilibrio químico del suelo.
6. Consejos prácticos y errores comunes
- Tip 1 – Mulching: Cubre la base de la planta con paja o virutas de madera durante la fase de bulbo. Reduce la evaporación, disminuye la necesidad de riegos frecuentes y permite que el fertilizante actúe de forma más constante.
- Tip 2 – Calendario de aplicación: Marca en tu agenda una recordatorio cada dos semanas durante la fase vegetativa; así no olvidas la segunda dosis de fósforo y potasio.
- Tip 3 – Analiza tu suelo: Un simple test de pH y nitrógeno (disponible en cooperativas agrarias) te dirá si necesitas enmendar con cal o con materia orgánica antes de la primera fertilización.
Errores frecuentes que debes evitar
- Aplicar fertilizante al inicio de la siembra sin esperar a que la plántula haya desarrollado al menos dos pares de hojas verdaderas. El exceso de nitrógeno en esa fase puede provocar “hipercrecimiento” y raíces débiles.
- Regar después de aplicar fertilizante en clima lluvioso. El exceso de agua diluye el fertilizante y provoca pérdidas por escorrentía, especialmente en suelos arcillosos de la meseta.
- Usar la misma dosis para todas las zonas. Un mismo número de gramos por metro cuadrado en Almería (suelo muy arenoso) y en León (suelo arcilloso) no produce los mismos resultados.
7. Conclusión
Fertilizar cebollas en el momento justo y con la cantidad adecuada es la clave para obtener bulbos grandes, uniformes y con buen sabor. Recuerda iniciar con una dosis moderada de nitrógeno en la fase de plántula, seguir con un abono equilibrado durante el desarrollo vegetativo y, finalmente, aportar más fósforo y potasio cuando el bulbo empiece a formarse. Evita los excesos, utiliza fertilizantes de liberación lenta en climas cálidos y complementa con abonos orgánicos en regiones más húmedas. Con este calendario y los trucos que te he compartido, tus cebollas estarán listas para la cosecha en la época esperada y tú disfrutarás de un huerto más productivo y sostenible. ¡Manos a la tierra y a cosechar!