Cuándo fertilizar guisantes: Guía completa
- 28 Oct, 2025
Si te preguntas cuándo fertilizar guisantes en tu huerto, estás en el lugar correcto. Los guisantes (Pisum sativum) son una leguminosa que, aunque fija nitrógeno en sus raíces, sigue necesitando aportes de nutrientes para lograr una cosecha abundante y de buena calidad. En este artículo te explico, paso a paso, los momentos ideales para aplicar fertilizante, qué tipo de abono conviene y cómo hacerlo sin destruir el equilibrio del suelo. Todo está pensado para las distintas zonas de España, desde la humedad de Galicia hasta la sequía de Andalucía, y para cada fase de crecimiento de la planta.
Cuándo fertilizar guisantes
Época de fertilización
- Primavera temprana (marzo‑abril). Cuando las semillas germinan y las plántulas aparecen, es suficiente con un abono ligero (½ taza de estiércol bien descompuesto por m²) para que el sustrato tenga los micro‑nutrientes que la planta aún no ha extraído del aire.
- Desarrollo vegetativo (mayo‑junio). Cuando los tallos empiezan a crecer y aparecen las primeras hojas verdaderas, aumenta la demanda de nitrógeno. Aplica 30 g de fertilizante NPK 10‑10‑10 por m², diluido a la mitad de la dosis del fabricante. Esta aplicación debe hacerse cada 3‑4 semanas hasta que aparezcan los botones florales.
- Floración y llenado de vainas (julio‑agosto). En este periodo la planta necesita más fosforo y potasio para formar granos llenos. Cambia a un fertilizante 5‑10‑10 o 4‑8‑8, aplicando 20 g por m² cada 4‑5 semanas.
En zona atlántica (por ejemplo, Asturias o Cantabria) el clima más fresco permite que la fase vegetativa se alargue hasta junio, por lo que la segunda aplicación puede posponerse una semana. En zona mediterránea (como Murcia o Cádiz) el calor temprano acelera la fase de floración, de modo que la tercera aplicación debe iniciarse a principios de julio para evitar que los granos se queden pequeños.
Fin de la fertilización
A finales de septiembre la temperatura nocturna desciende por debajo de 12 °C en la mayor parte de la península. A partir de aquí, los guisantes entran en fase de reposo y no se debe fertilizar más. Un exceso de nitrógeno en invierno provocará un crecimiento frágil que será vulnerable a heladas.
Tipo de fertilizante recomendado
Para los guisantes lo ideal es usar un fertilizante equilibrado durante la fase vegetativa y uno más rico en fósforo y potasio en la floración.
- NPK 10‑10‑10 (o 12‑12‑12) para la fase vegetativa. Proporciona nitrógeno para hojas y tallos, pero sin sobrecargar el suelo.
- NPK 5‑10‑10 o 4‑8‑8 para la fase de fructificación. El menor contenido de nitrógeno evita que la planta siga creciendo en lugar de producir vainas.
Si prefieres una alternativa ecológica, el abono orgánico de compost bien maduro (30 % de materia orgánica) o el feces de cabra (rico en potasio) pueden sustituir al fertilizante químico, siempre manteniendo las mismas dosis en peso por metro cuadrado.
Cómo aplicar el fertilizante
- Riega antes de aplicar. Nunca esparzas fertilizante sobre tierra seca; humedece el suelo unos 15‑20 min antes para evitar “quemaduras” de raíz.
- Distribución uniforme. Esparce el fertilizante en círculos de 30 cm de radio alrededor de la base de cada planta, evitando que toque el tallo. Usa una pala de mano o una cucharilla para medir la cantidad exacta.
- Incorpora ligeramente con una horquilla de mano, mezclando los primeros 2‑3 cm del sustrato para que los cristales se disuelvan mejor.
- Riego de consolidación. Después de la incorporación, riega suavemente con 5‑10 litros de agua por m² (más en macetas) para arrastrar los nutrientes hacia la zona radicular.
Si trabajas con fertilizante líquido, dilúyelo a ½ de la dosis recomendada y aplícalo con un aspersor fino o una manguera con boquilla de niebla, siempre al pie de la planta.
Señales de problemas
Deficiencia de nitrógeno
- Hojas jóvenes amarillentas y de tono pálido.
- Crecimiento lento y tallos delgados.
Exceso de nitrógeno
- Plántulas con hojas grandes pero pocas vainas.
- Crecimiento exagerado que deja la planta frágil y más expuesta a enfermedades como el oídio.
Falta de fósforo/potasio
- Vainas pequeñas, de color verde pálido.
- Floración poco abundante y granos que no llegan al tamaño comercial.
Toxicidad por sales
- Manchas blancas en la superficie del suelo.
- Hojas con bordes quemados aunque el riego sea suficiente.
En cualquier caso, la solución pasa por ajustar la dosis y, si es necesario, lavar el sustrato con agua abundante para eliminar el exceso de sales.
Consejos prácticos y errores comunes
- No fertilices después de la cosecha. Los restos de guisantes en el suelo pueden absorber el fertilizante y producir crecimiento de malezas.
- Utiliza una tabla de registro. Anota la fecha, la dosis y el tipo de fertilizante; así evitarás aplicar dos veces la misma fase.
- Aprovecha la rotación de cultivos. Si el año anterior sembraste leguminosas, puedes reducir la dosis de nitrógeno en un 30 % porque el suelo ya está enriquecido.
Error típico: aplicar fertilizante cuando el suelo está seco. El nitrógeno se concentra en la zona de la raíz y causa “quemaduras”. Siempre riega antes y después de la aplicación.
Conclusión
Fertilizar guisantes de forma adecuada consiste en tres momentos clave: ligero en primavera, nitrógeno moderado durante el crecimiento vegetativo y fosfato‑potasio en la fase de llenado de vainas, todo ello ajustado a la zona climática (atlántica o mediterránea). Aplica el abono sobre suelo húmedo, respeta las dosis y controla los síntomas de exceso o carencia. Con estas pautas, tus guisantes crecerán fuertes, darán una cosecha abundante y mantendrán el equilibrio del suelo en tu huerto español.